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"Dueña de Mí"

¿A quién ves en el reflejo del espejo?

Mírate fijamente. Observa cómo tus ojos brillan más que el látex que te abraza de pies a cabeza, marcando y acariciando cada rincón de tu cuerpo. Ese vehículo que habitas y en el que hoy, en vez de juzgarte o buscarte defectos, te reconoces.

 

Hoy haces un pacto con tu fuerza, con la manera que has decidido vivir tu feminidad sin disculparte y únicamente obedeciendo a tu instinto, a tu deseo.

 

Allí, al frente tuyo está esa Mujer: la que dejó atrás las imposiciones, los paradigmas, el miedo. Y la que, aunque a veces lo tenga, levanta la mirada y sigue caminando con paso firme. La que cada día continúa aprendiendo de ella misma, aprendiendo que el control es un arte, que el placer cuando es consciente y genuino, se disfruta más, que los acuerdos son puentes que se construyen, permitiendo que esa estructura brinde libertad al transitarlos. Que la dominación no se trata de presumir, dañar o exigir, sino de liderar, acompañar, cuidar y conducir con firmeza, con intención clara, con presencia.

 

Mírate fijamente. Que ese látigo, esa fusta, ese flogger que sostienes en la mano, no solo sea para azotar, sino para sostener tu voz, para dictar tu ritmo, para marcar más que la piel. Que cada orden que pronuncies, cada silencio que guardes, cada mirada que dirijas, sea un acto de reivindicación. De valentía. De poder.

 

Recuerda que tú no mandas por capricho vacío, tú mandas porque lo mereces. Porque tu autoridad no es de palabras, sino que nace de lo más profundo de tu ser, porque aquí te sientes libre de ser .

 

Y es que, en esta versión tuya, encontraste tu lenguaje y en la entrega del otrx, descubriste tu reflejo más auténtico.

 

Sonríete, siéntete orgullosa de ti. Frente a ese espejo no solo hay una mujer poderosa, hermosa, completa. Estás viendo a una Reina, una Diosa, una leona indomable, una guía, una artista del deseo, a la arquitecta de su propio placer. Una mujer Dominante no solo por como estás vestida (que, por cierto, te ves despampanante) sino porque irradias certeza, libertad, verdadera fuerza.

 

Asegúrate de que tus pasos se escuchen por donde caminas, pisa fuerte. Tú sabes que ya no necesitas validación externa.

 

Porque el verdadero poder está en poder decidir sobre ti misma.
Ámate libre. Eres dueña de ti.

 

Con cariño,
La Señora de Hierro

Aicen

 

Señora de Hierro

Aicen

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